Las mejores cosas pasan sin querer, sin avisar, de repente. Se cuela la suerte en tu vida a través de los puntos de luz de una persiana, o quizás,
observando la ciudad.
Mi historia está basada en un encuentro fortuito a la entrada de un cine. Yo acababa de dejarlo con mi novio de toda la vida, de los 13 a los 17 años con una persona que a veces quería, a veces odiaba, o simplemente dejaba estar conmigo. Quizás, y aunque
me cueste admitirlo, no pude resistirme a otro.. pero en fin, ese es otro tema.
Mi amiga Maribel y yo nos encontrábamos en la fila del cine para comprar palomitas y demás basura con grasa de esa que tanto me gusta. Oí la voz de alguien detrás
de mi, un acento que no supe identificar, pero un tono increíblemente persuasivo, inteligente..
-Hola!- A mi amiga se le llenaron los ojos de felicidad, y se dispuso a saludar a la voz que tenía tras mi espalda. En un golpe de inteligencia, me giré, a veces me pregunto por qué no me dí la vuelta antes para verle.
Y allí estaba él, aspecto sudamericano, delgado, mirada atroz, pelo pincho..
Y no, no era guapo, era más bien normal, pero me gustó. Mi amiga nos presentó y allí se quedó la cosa. Compramos chuches, y nos metimos a ver la película.
Durante toda la maldita peli estuve pensando en él, quién sabe por qué, pero me había llamado la atención de verdad, detrás de esa mirada sabía que encontraría una mina de oro, una fuente de.. energía, experiencias, y ¿amor?. No lo sé. Cuando terminó la peli, estuve preguntándole a mi amiga Maribel por éste ser tan extraño que se había colado en mi mente en apenas 2 minutos. Me comentó que era un gran periodista, uno de esos con premios que hacen reportajes y viajan a mas de 30 países diferentes para hablar de las cosas interesantes que pasan más allá de nuestra frontera. Yo soy una especie de soñadora encerrada en su mundo, en mi al rededor todo me influye, y cuando digo todo, digo
todo, desde el llanto de un niño hasta una hormiguita llevando comida a su agujero. Últimamente me estoy convirtiendo en la reina de las cosas pequeñas.
El caso es que me interesé tanto por éste chico que estuve siguiéndole por sus publicaciones en El Mundo (diario enemigo de mi padre, por cierto, ya que él también es periodista). Me parecía increíble lo que hacía, su vida, como se tomaba
las cosas, su forma de ver la vida, sus inquietudes..
Un día, después de irme por ahí a hablar de nada, llegué a casa y encendí el ordenador para ver si tenía algún e-mail interesante, algo que de verdad
mereciese la pena leer. Entre ofertas de viagra, correos de HispaVista y demás publicidad engañosa, lo encontré a él. Me había escrito simplemente ésta frase:
''Sería posible conocerte más por dentro?''
En seguida reconocí la canción que se encerraba entre tanta palabra, Love of lesbian, Club de fans de Jhon Boy.O sea que, además de querer verme, le molaba el indie nacional. Le respondí un:
''Nos vemos en la calle de al lado del Banco Santander, justo
al lado de mi casa, sé que sabes dónde vivo. Te espero mañana a las 18:00''
Y resulto ser un domingo astromántico..
ché me encantás
ResponderEliminarsos magnífica
Eres una pequeña genia con mil historias que contar que me fascinan tanto.. como tu. :)
ResponderEliminarpd: Y ahora ya soy otro fan de John Boy.
"Reina de las Cosas Pequeñas"
ResponderEliminarme encanta tu monarquía, chica!
Eres la niña imantada...
ResponderEliminarGolpe a golpe , verso a verso, palabra por palabra, una tras otra te recreas y mejoras.
ResponderEliminarDicen que los santanderinos hablamos cantando.
Tu escribes para que te canten, aplaudan y alaben.